domingo, 6 de mayo de 2007

Azufre

Mi mano derecha sabe al sonido de una caricia en mi propia cara, surcando los infinitos espacios de mi barba, sabe al saludo de miles de personas que dejan impregnado su sudor.
Sabe a las letras deslizadas por la hoja y a la tinta corrida por el constante forcejeo del meñique con el papel. Ella, suena a la triste nostalgia de las lágrimas limpiadas en las mejillas, suena a la sangre que recorre mis venas y a su casi eterno pulso que hace vibrar la piel en cada latido, Definitivamente suena a las notas musicales del piano que nunca aprendí a tocar, al viento, el refrescante viento que canta mientras pasa por mis dedos.
Suena y sabe bien.

La otra, la izquierda, sabe a la tierna imagen de un rasguño, dejando marcadas huellas en la espalda del amante, sabe a la práctica del beso, que no se asemeja a uno, pero que deja jugar la lengua entre las uñas y los dedos mientras la mente vuela en algún lugar lejano.
Sabe a la inutilidad de ser la segunda, la tonta, la torpe, la que no coordina, la que no tiene fuerza, suena al amargo olor a azufre que entra por las fosas de la nariz y llega al cerebro, precipitando recuerdos ingratos y oscuros, suena callada, suena a lo resbaladizo. Suena y sabe triste.

Ambas han dejado romper el llanto ahogado del amor que no existió y han pegado directo al corazón para que deje de latir, y así no vuelva a oler a azufre.

1 comentario:

Pepi dijo...

Hola primillo, ya agregué el link de tu blog al mio... a ver si pasas de vez en cuando. jejejejeej

Besitos